El Ayuntamiento de La Laguna ultima el proceso de contratación de las obras de restauración de la ermita de San Miguel Arcángel, en la plaza del Adelantado, para retomar su uso como sala múltiple para diversas manifestaciones culturales, especialmente de carácter expositivo. El proyecto cuenta con un presupuesto de licitación de 176.441 euros y un plazo de ejecución de cinco meses a partir del inicio de los trabajos.  

Tanto el alcalde de La Laguna, Luis Yeray Gutiérrez, como el concejal de Obras e Infraestructuras, Josimar Hernández, consideran que esta actuación “permitirá recuperar al uso uno de los edificios históricos más emblemáticos de La Laguna, de gran significación patrimonial y cultural, declarado como Bien de Interés Cultural, y que vendrá a reforzar la dotación de espacios de exposición artística con que ya cuenta nuestro municipio”. 

El objeto principal de las obras es la reparación de la cubierta a tres aguas en la que se produjo la rotura de uno de los tirantes, y cuyos pares presentan una cierta deformación, a causa del peso de los materiales. Se pretende eliminar el sobrepeso que está soportando la estructura, probablemente debido a la capa de mortero de protección del impermeabilizante que se colocó, y también al agarre de todas las tejas con mortero de cemento.

De acuerdo con el proyecto, se desmontará toda la cobertura de teja, recuperando todas aquellas tejas que sean reutilizables, para posteriormente eliminar la capa de mortero y la lámina impermeabilizante antes de proceder a reparar la estructura, primero mediante un injerto en el extremo del tirante roto, eliminando la madera deteriorada. Toda la estructura de madera será cuidadosamente revisada para su reparación o sustitución si fuera preciso. 

Finalmente se colocará la teja recuperada con aportación de las necesarias para completar la cobertura, si bien el empleo de teja nueva se limitará a las canales. Asimismo se actuará en los revestimientos exteriores, sustituyendo el enfoscado actual por un revestimiento con mortero de cal, del grueso necesario para cubrir la fábrica de los muros y evitando las ‘islas rehundidas’ de piedra que ahora se observan.

Data de principios del siglo XVI

La ermita de San Miguel Arcángel, cuya primera fábrica data de 1507, ha ido sufriendo a lo largo del tiempo distintos deterioros que han amenazado varias veces con su desaparición. En 1530 el Cabildo acordó costear la reparación ante el deterioro de la cubierta y paredes. Sin embargo, en 1539 la ermita vuelve a amenazar ruina. El Cabildo, que desde su construcción se reunía en la ermita, celebró en 1541 su última sesión en ella. En 1759 el Cabildo autoriza la ampliación de la fábrica hacia el oeste, a la alineación que ahora presenta, lo que hace pensar en una importantísima ampliación que traslada la fachada principal hacia la plaza. Continuarían los procesos de abandono y reparación hasta nuestros días, pero en la posición en que ahora la conocemos.

En 1836 vuelven a realizarse importantes obras de reparación. En el primer tercio del siglo XX se le adosó por el sur un transformador eléctrico de tres alturas, y la propia ermita se utilizó como almacén de material eléctrico.

En 1978 el Cabildo lleva a cabo de nuevo importantes obras de reparación. Se acomete el arreglo de la cubierta, que prácticamente se rehace. Se coloca un nuevo pavimento de baldosas de barro entre una retícula de madera (el pavimento, en ese momento, era de cemento; el original había desaparecido), se rehacen todas las carpinterías, incluyendo las dos puertas (la puerta lateral enmarcada en el hueco rematado con arco de toba roja había desaparecido) y se vuelven a revestir las paredes, por dentro y por fuera.

En 1982 el Ayuntamiento acomete las obras del exterior, incluyendo el tratamiento de la ruina correspondiente a lo que pudo ser la sacristía en el siglo XIX y comienzos del XX, y se vuelve a recuperar la posición exenta de la ermita, que hoy aparece más reforzada tras la construcción del edificio de los nuevos juzgados y el derribo del antiguo mercado.

La fachada principal presenta, en su borde derecho, un escalonado de piedras propio de las fachadas que esperan una ampliación. Es muy probable que en su día se tuviera pensado dejar prevista una posible ampliación del edificio hacia ese lado. Esto explicaría por qué la fachada sur de la ermita (por donde sería esa hipotética ampliación) es ciega y los huecos se abren en la fachada norte, que es la que soporta los vientos dominantes.