El Cabildo de Tenerife, a través del Área de Desarrollo Sostenible y Lucha contra el Cambio Climático, que dirige el consejero insular Javier Rodríguez Medina, ha autorizado los trámites necesarios para la adjudicación de los contratos de dos obras en el Complejo Ambiental de Tenerife (CAT), en Arico, con las que se pretende aumentar la vida útil de la celda de vertido.
Se trata de la automatización y el aumento de la capacidad de tratamiento de la planta de envases y la reparación y puesta en funcionamiento de la planta de bioestabilización de la materia orgánica. La inversión prevista en ambas obras asciende a los 3,6 millones de euros y forma parte de las medidas del pacto para la reactivación económica de Tenerife, en el que se incluye el plan de choque puesto en marcha por la corporación insular. Las obras, en las que trabajarán 34 personas, comenzarán durante la primera semana de junio, según las previsiones. Los plazos de ejecución de los trabajos son, en principio, de ocho meses para la automatización de la planta de envases y de seis para la reparación de la planta de bioestabilizado.
El consejero insular de Desarrollo Sostenible y Lucha contra el Cambio Climático remarca que desde el Cabildo se ha adoptado estas medidas sostenibles “que van en la línea de impulsar una adecuada gestión de los residuos, con un mejor tratamiento posible de la materia orgánica bioestabilizada y de los envases”.
Con la primera actuación se pretende automatizar la planta de envases ubicada en el CAT, de manera que se ejecutarán las adaptaciones necesarias para pasar de un proceso manual a uno automático, aumentando así la capacidad de tratamiento. Se pasará de este modo de 2,55 a 5 toneladas por hora, aunque podrá alcanzar picos de actividad de 6 toneladas. A esta obra se destinan 2.775.000 euros, en la que están incluidas la dirección facultativa y coordinación de seguridad.
Rodríguez Medina subraya que “la actual planta es manual y está obsoleta”, y resalta que “con la automatización del equipo actual se consigue de forma inmediata el aumento de la capacidad de producción y gestión de la planta, pasando de las 7.000 toneladas al año a 18.000“.
En cuanto a la segunda obra, se reparará la planta de bioestabilizado, cerrada desde 2017 debido a problemas estructurales y de corrosión, de forma que una vez puesta en funcionamiento ayudará también a reducir el vertido en celda. Esta planta de bioestabilizado somete la llamada fracción orgánica (una parte de los residuos domésticos provenientes del contenedor gris o verde) a un procedimiento de estabilización previo a su uso como enmienda para el suelo. Los trabajos supondrán un coste de 835.310 euros, en los que también está incluida la dirección facultativa y coordinación de seguridad.
Rodríguez Medida señala que la planta de bioestabilizado es al “lugar donde se derivan todos los residuos que tienen contenido orgánico, para que después del proceso de estabilización sea un producto que se aproveche en el sector agrícola”.