La Orotava celebra la festividad de San Isidro Labrador

Este 15 de mayo se conmemora la festividad de San Isidro Labrador, patrono de la Villa. A las 11.00 horas, en la iglesia de La Concepción tendrá lugar una ofrenda flora a cargo de la Asociación Cultural de Carreteros de San Isidro Labrador y Santa María de la Cabeza, y posteriormente, a las 11.30 horas, tendrá lugar la Eucaristía presidida por el párroco Honorio José Campos y los hermanos mayores de las cofradías y hermandades de la Villa. También se contará con representantes de la corporación municipal y la actuación de la coral polifónica Liceo de Taoro. Tras la misa, traslado procesional de los santos patronos hasta El Calvario, organizado por la Hermandad de Labradores y Labradoras de La Orotava. Con esta jornada, arranca el programa de actos de las Fiestas Mayores del municipio, que culminarán el 27 de junio.

Las primeras noticias de esta festividad, se encuentran en los archivos de la parroquia de La Concepción, en las que se da cuenta de que los labradores de La Orotava acostumbraban a celebrar su fiesta cada 15 de mayo en la desaparecida ermita de Nuestra Señora de La Piedad, junto al Camino de las Dehesas. La devoción al santo madrileño y patrono de los agricultores fue en aumento a lo largo del s.XVII, y se mantuvo en el tiempo hasta la actualidad.

La canonización de San Isidro Labrador tuvo lugar en 1622 por lo que se cumplen 400 años. Por tal motivo, el magno tapiz de la Plaza del Ayuntamiento confeccionado con arenas del Parque Nacional del Teide, incluye este año una imagen en transparencia del santo con el cielo de fondo, celebrando esta efeméride.

Historia

Según recoge los escritos y la tradición oral que ha trascendido hasta nuestros días, San Isidro, patrón de los agricultores, nació a finales del siglo XI en Madrid, siendo hijo de una familia humilde, quedó huérfano muy pronto y tuvo que dedicarse a trabajar en el campo. Se casó con María de la Cabeza y, según se cuenta, ambos estuvieron viviendo en Torrelaguna. La tradición habla de San Isidro Labrador como una persona muy piadosa, que rezaba antes de iniciar sus tareas, motivo que le valió acusaciones de vago ante su patrón, quién un día, escondido entre unos arbustos, vio cómo, en el momento que Isidro rezaba, sus bueyes eran guiados por los ángeles para que arasen solos. Además, en otra ocasión, padeciendo las consecuencias de una gran sequía, se dice que Isidro golpeó con una vara unas rocas de las que brotó un riachuelo.

Tras su fallecimiento fue enterrado en la iglesia de San Andrés, en la que después de cuarenta años, se le exhumó y se descubrió que su cuerpo no se había descompuesto tras su muerte. No fue hasta el siglo XVII cuando, tras haber curado milagrosamente al rey Felipe III, se inició el proceso que llevaría a su santidad. En primer lugar, su  beatificación fue pronunciada por el papa Paulo V el 14 de junio de 1619, para conmemorar tal acontecimiento se celebraron grandes festejos en Madrid. Tres años más tarde, concretamente el 19 de junio de 1622, Isidro, que para el pueblo ya estaba considerado como santo, fue canonizado por el papa Gregorio XV.