El artista madrileño Alejandro Sanz muestra su lado más humano haciendo manifiesto su apoyo al pueblo palmero afectado por el volcán de La Palma, que entró en erupción el pasado 19 de septiembre en Cumbre Vieja, y que a día de hoy continúa dejando secuelas, cuando ya se han cumplido diez meses del inicio de la emergencia.
Para ello y coincidiendo con la semana en la que se celebra el último concierto de su exitosa gira por España “Sanz en Vivo” en la Isla Bonita (sábado 30 de julio), el artista ha donado a Cruz Roja un importe de 50.000 euros, destinados a los proyectos de recuperación que la Organización desarrolla a favor de las personas damnificadas.
Con esta iniciativa solidaria, además de contribuir a la recuperación de la isla, se trata de recordar la situación que todavía sufre la población afectada por la erupción volcánica.
Tras el paso de la lava por gran parte del Valle de Aridane, muchas familias no sólo perdieron sus viviendas, sino que, también perdieron sus negocios y puestos de trabajo.
Desde el primer momento y durante los tres meses que duró la fase de emergencia, Cruz Roja movilizó cerca de 500 personas de su red territorial y todos los recursos necesarios para ayudar a la población afectada, ofreciendo productos de primera necesidad: alimentos, artículos de higiene, ropa, albergue provisional y atención psicosocial, entre otras actividades. Su actuación en este periodo alcanzó las más de 10.400 atenciones.
Posteriormente, finalizada la erupción del volcán el pasado 13 de diciembre, Cruz Roja adoptó el compromiso de seguir trabajando por la recuperación y para la construcción de resiliencia del pueblo palmero, mediante un plan de respuesta integral, con una cartera de proyectos (en materia de educación, empleo, inclusión social, medio ambiente, salud y socorros) para los próximos tres años.
En la actualidad, Cruz Roja tiene en marcha proyectos que apoyan la mejora de la empleabilidad o la recuperación de los medios de vida afectados por la erupción, especialmente la agricultura. También abordan las necesidades de colectivos específicos, trabajando por el éxito educativo y el bienestar emocional de niños, niñas y jóvenes, así como por los estilos de vida saludables de personas mayores. Próximamente también se dará comienzo a acciones medioambientales, la gestión de huertos comunitarios que faciliten la actividad física y la seguridad alimentaria o la reducción del riesgo de desastres.
En definitiva, con este plan de recuperación, la Organización trata de ahondar en la mejora de la situación de aquellas personas que hasta ese momento mantenían una vida próspera y que repentinamente se vieron en riesgo de exclusión, pero también con colectivos que ya se hallaban en vulnerabilidad social antes de la erupción y que el desastre exacerbó esa situación.