El consejero de Planificación del Territorio, Patrimonio Histórico y Turismo, José Gregorio Martín Plata, se ha congratulado hoy de que la World Cetacean Alliance (Alianza Mundial de Cetáceos) haya reconocido a las aguas de la franja marina de la costa oeste de la isla como Lugar Patrimonio de Ballenas (World Heritage Site en inglés), que abarca unos 22 kilómetros de largo, en el área que se extiende desde Punta El Fraile (Teno) a Punta Salema (Rasca, Las Galletas).
Martín Plata explica esta nueva distinción, que refrenda el papel jugado estos últimos años por Turismo de Tenerife (TdT), está avalada por la Carta de Sostenibilidad de Avistamiento de Cetáceos y parte de una iniciativa de la Asociación Cetáceos Tenerife (ACEST) y ha sido apoyada, “como no podía ser de otra manera, por TdT desde el primer momento”.
Recalca que “nuestra misión es fomentar toda iniciativa que invite a los turistas a conocer que en este destino estamos ocupados en fomentar la sostenibilidad y que, con el reinicio de la actividad, estaremos encantados de mostrarles la diversa población de cetáceos con la que cuenta nuestra costa y que nuestras empresas adheridas a la carta respetan en todo momento”.
No obstante, destaca que “entre los elementos tenidos en cuenta para conceder el reconocimiento está la existencia de una población residente de calderones tropicales única en el mundo, unos 200 ejemplares, que muestran además comportamientos singulares; la presencia de diversas especies de cetáceos, incluidas varias de delfines, durante todo el año o parte de él, y que además es una importante ruta migratoria de estas especies”.
El consejero delegado de Turismo de Tenerife, David Pérez, señala, por su parte, que “esta distinción, del mismo modo, avala la importancia de la actividad que, en 2019 realizaron más de 1,4 millones de turistas, generando unos ingresos de unos 42 millones de euros” y que le ha llevado ya a obtener la distinción de Punto de Esperanza Marina otorgado hace pocos meses por otra organización internacional, Mission Blue.
El área marina distinguida, situada las islas de Tenerife y La Gomera, es el primer Lugar Patrimonio de Ballenas de toda Europa y el tercero en todo el mundo, después de Hervey Bay (Australia) y The Bluff (Sudáfrica), y reconoce la observación responsable y sostenible de delfines y ballenas.
A ello se une la presencia de una comunidad local compuesta por diversos grupos de actores que trabajan por los cetáceos, así como “el orgullo y sentido de conexión entre los residentes locales, empresas, académicos y ONG en relación con los cetáceos”, según señala la Alianza Mundial de Cetáceos en su informe sobre la isla que ha servido de base para la concesión de la distinción.
La protección oficial de los ecosistemas marinos que ya existe en la zona a través de las Zonas de Especial Conservación; los esfuerzos para asegurar que las interacciones con las ballenas sean documentadas por investigadores e investigaciones de largo plazo; o la existencia de un marco legislativo sólido que protege a los cetáceos en Tenerife y de manera general en España, son otros elementos que han sido tenidos en cuenta para el reconocimiento, del mismo modo que el hecho de contar con un claro “patrimonio” donde Tenerife ha sido reconocido mundialmente como un “destino importante ligado a las ballenas por más de tres décadas”, añade el informe.
Entre los beneficios para un destino de ser designado como Lugar Patrimonio de Ballenas se encuentran los de permitir hacer campañas efectivas de marketing y promoción del destino; el aumentar el número de visitantes y los ingresos de los proveedores de turismo; la gestión sostenible de los recursos marinos y terrestres, así como el impulso del conocimiento a la historia, el medio ambiente y la identidad cultural del sitio.
La Alianza Mundial de Cetáceos es una prestigiosa organización internacional con sede en Reino Unido, la más destacada del mundo en protección marina, que cuenta con un centenar de socios, entre ONG, empresas, abogados o artistas comprometidos con la misión de proteger los océanos y las comunidades que dependen de ellos.