ANPE Canarias pide a la Consejería de Educación, Universidades, Cultura y Deportes que no prescinda de las plazas de profesorado COVID el próximo curso. El sindicato con más representación en el sector docente no universitario de las Islas recuerda que el Archipiélago ya arrastraba un déficit estructural de personal antes de la pandemia, por lo que reclama a la Administración la estabilización de esas plazas.
La central sindical subraya que la presencia de estos profesionales en las aulas ha tenido un efecto beneficioso en el rendimiento del alumnado y en el clima escolar, tal como ha venido transmitiendo el profesorado a los responsables sindicales. En este sentido, insiste en que es prioritario profundizar en ese camino reduciendo las ratios de estudiantes por docente en infantil y primaria, y consolidando el descenso aplicado los últimos cursos en secundaria, bachillerato y FP.
“Una de las lecciones que nos deja la crisis sanitaria es la utilidad de la disminución de las ratios. Es algo que ya sabíamos y, de hecho, venimos reivindicando desde hace años, pero se vio confirmado con el descenso aplicado en secundaria para poder reducir el tamaño de los grupos. Se notó una mejora del clima en las aulas, el profesorado pudo desarrollar su labor de manera más adecuada y el alumnado encontró mejores condiciones para formarse. El siguiente paso debe ser negociar, redactar y poner en marcha un plan plurianual que extienda la medida en el conjunto de la enseñanza no universitaria”, sostiene Pedro Crespo, presidente de ANPE Canarias.
La organización recalca que es necesario que la Administración educativa impulse, de manera negociada y coordinada con la representación del profesorado, una hoja de ruta de reducción de ratios en función del comportamiento demográfico de la Comunidad Autónoma y de los objetivos que se planteen junto a los sindicatos, de forma que se vaya incorporando paulatinamente a los profesionales que se necesitan.
Para la central sindical, la atención individualizada es la única fórmula realista para mejorar los resultados educativos y permitir que el alumnado con menos recursos y apoyos familiares pueda progresar de forma adecuada. “La escuela no puede repetir las desigualdades sociales que se dan en la sociedad; tiene que servir para acabar con ellas. Es complicado, pero sin los recursos humanos y materiales necesarios es directamente imposible”, apunta Crespo.