Este viernes 6 de marzo a partir de las 20.00 horas, el Casco de la Villa es el epicentro de una de las citas históricas más esperadas y que cuenta con mayor participación vecinal. El Entierro de la Sardina es un clásico de la programación anual, que ha sobrevivido año tras año de manera ininterrumpida y que subsiste como referente de Participación Ciudadana. Muestra de ello, tal como apunta la edil de Fiestas Priscila Díaz, es “la recuperación para esta edición, y tras cinco años sin ella, de la histórica Comisión de la Sardina, un grupo vecinal que durante todo el año se afana por configurar el acto, de manera desinteresada y por puro amor a su pueblo y al festejo”.
En lo que respecta a la Sardina, el propio diseñador, Aarón Hernández, asegura que “sus tonalidades serán el dorado y el negro, lo que da la sensación de que ha sido creada en oro, y tendrá clara referencias a los grandes musicales de Broadway. Se refuerzan las aletas dorsales dándole mayor espectacularidad sin renunciar a elementos icónicos como los grandes labios y ojos”. El secreto del diseño se desvelará este mismo viernes a partir de las 12.00 del mediodía, pues se expondrá en la plaza del Centro Cultural Tabaiba para que todo aquel que quiera pueda darle su última despedida.
El Entierro de la Sardina respeta el recorrido de costumbre atravesando la Avenida de La Libertad desde El Cubo hasta la plaza de La Constitución. Como es tradición, el recorrido cuenta con la participación de la Fanfarria de Santa Catalina. Tras la quema, la fiesta continúa en la plaza Rosario Oramas con un concierto del grupo La Chalana.
Apuntes históricos
El entierro de la sardina de la Villa de San Juan de la Rambla se remonta a comienzos de los años 80. Hoy, es una tradición mantenida a lo largo de casi más de 35 años de existencia. Años a los que se remonta la construcción de una gran sardina, cuya estructura de hierro, permanece intacta en la actualidad.
Antiguamente, el entierro de la sardina se celebrara de una forma mucho más típica e individual. En el barrio de Las Aguas, era de costumbre realizar esta celebración. Con un número reducido de asistentes, sobre todo jóvenes de la zona, preparaban un rolo de platanera, le injertaban dos cañizos de cañavera, y de esta manera, “bailaban” este objeto a lo que denominaban “la sardina”.
En lo que se refiere al acto oficial del Entierro de la Sardina en San Juan de la Rambla, ya comienza entrados los años 80. Es en esta década se comienza a celebrar el acto con afluencia de público, y en el que participan los propios rambleros. Se construye una estructura de hierro que llega a medir casi 7 metros de longitud, estructura que permitiría entonces confeccionar la sardina cada año, una vez resurgida de sus cenizas.
Desde sus inicios, esta celebración fue promovida por una comisión encargada de hacer posible este acto, en el que cada año, recogía una inmensa cantidad de público.
A base de la venta de lotería, recaudación de fondos por las casas del pueblo, y las entidades que colaboraban, se podía lograr todas las pesetas posibles para la organización de este evento. Un dinero destinado a los materiales para la confección de la sardina, para la Fanfarria de Sta Catalina (quien ha amenizado este evento en todos sus años), para la exhibición de fuegos artificiales y para la verbena como broche final.
Dº José Miguel Hernández, estuvo al frente de esta celebración desde su inicio, durante más de 30 años cediendo el garaje de su vivienda para la confección de la sardina; quien formó la primera comisión junto a Oroncio Hernández Toledo. Hay que destacar a Dº Pablo Ruiz, quien con el conocimiento de la pintura y artes plásticas, dio sus pinceladas para crear una sardina espectacular. Su habilidad siempre se dejó notar en la propia sardina, esta con trazos muy estilizados.
Posteriormente, a principios del año 2000 se integra José Mª Pérez Montes y finalmente desde el año 2009, Aarón Hernández Borges, diseñador actual de la sardina y realizador del cartel anunciador.
La confección de la sardina ha tardado siempre en torno a los 3 – 4 días. Cada día se realizaba una tarea diferente, todo iba por fases. En varias ocasiones, mientras los jóvenes se encargaban de seguir con sus tareas asignadas, los mayores salían por las calles a recaudar dinero.
Cada año la sardina ha llevado una “temática” o tonalidad distinta. Desde una fantasía de bruja, bufona de la corte, plátano de Canarias, hasta incluso llevar el Campanario del propio templo parroquial de San Juan Bautista. Un laborioso trabajo que ha culminado exhibiéndose por las calles del pueblo, al son de la Fanfarria Santa Catalina. Decenas de mascaritas se agolpan en el pueblo y hasta los disfraces más originales e inimaginables. Varios miembros de la histórica comisión de la sardina, lucían cada año su disfraz tradicional, transformándose en auténticos personajes de nuestro carnaval. Y por primera vez en la historia, en el año 2007 son invitados oficialmente los ilustres personajes del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife: Fidel Castro y Cantinflas, entre muchos.