Las Áreas de Bienestar Social y Medio Ambiente del Ayuntamiento de La Laguna están trabajando conjuntamente para poner en marcha un proyecto piloto de huertas urbanas gestionadas por las personas mayores del municipio, con una primera fase que se implantará en San Benito y que comenzará a funcionar el próximo mes de junio. Esta iniciativa apuesta por promover los valores comunitarios, terapéuticos y socioculturales de la horticultura, ofreciendo a las personas participantes, de la mano de profesionales, todos los recursos y conocimientos acerca de la permacultura y la agricultura ecológica.
El concejal de Bienestar Social, Rubens Ascanio, explica que, “con esta iniciativa conjunta, queremos contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas mayores y promover un envejecimiento activo en contacto con la naturaleza, con la que, además, generamos un nuevo lugar de esparcimiento urbano. Las huertas urbanas son un recurso cada vez más habitual en la atención a este colectivo y constituyen una importante herramienta para combatir la soledad no deseada y ciertas patologías”.
De hecho, este proyecto piloto transversal, en el que se ha implicado la Asociación MAYE (Movimiento, Autogestión y Educación), apuesta por las huertas comunitarias como espacios capaces de dar respuesta a una gran variedad de necesidades y que van más allá de las netamente alimentarias, como las psicosociales, culturales o de salud física.
En este sentido, Ascanio recuerda que “la horticultura ofrece beneficios acreditados, tanto físicos, como cognitivos, psicológicos y sociales, ya que permite el desarrollo de la memoria, la atención, las rutinas, la motricidad, la autoestima o el establecimiento de vínculos con un grupo de personas con el que comparten retos y logros”.
El concejal de Medio Ambiente, José Luis Hernández, señala que “este proyecto transversal, que ponemos en marcha conjuntamente con la Concejalía de Bienestar Social, se enmarca también en las políticas de apoyo a la transición agroecológica y ecosocial en el municipio, proceso en el que es vital implicar a todos los sectores de la ciudadanía y que queremos seguir profundizando con otras entidades del tercer sector; por ejemplo, ya está previsto el uso permanente de esa huerta urbana por una entidad del sector con vistas a disponer de una huerta con finalidad terapéutica”.
Hernández puntualizó que “en este huerto también se va activar de inmediato un proyecto de compostaje comunitario, que coordina el Cabildo de Tenerife y en el que participa el Ayuntamiento de La Laguna, que va a permitir la obtención de compost de alta calidad que servirá para mejorar la productividad del propio huerto, al mismo tiempo que se profundiza con las personas usuarias del huerto y vecinos y vecinas de la zona en los beneficios del compostaje de la materia orgánica que se genera en los hogares”.
8 parcelas.
Esta primera huerta urbana para personas mayores contará con un mínimo de 8 parcelas acondicionadas (agua, suelo, delimitación) en San Benito, destinadas a la producción ecológica básica de vegetales de temporada, e incluirá una zona para reuniones con sombra, un baño seco, un semillero y un cuarto de aperos. Además, se aportarán todos los recursos y materiales necesarios, con una apuesta por el reciclaje y el reaprovechamiento.
La primera fase consistirá en una intervención intensa de 6 meses, que se centrará en la dimensión psicosocial y cultural del proyecto, con aspectos como la educación para la salud física, mental y emocional; la creación y consolidación del tejido comunitario; la toma de conciencia sobre los recursos del entorno y su aprovechamiento colectivo; la recuperación y conservación del patrimonio, así como la adaptación del proyecto a las necesidades reales de las personas beneficiarias y una primera adecuación física de parcelas y zonas comunes. Las siguientes fases se centrarán en actualizaciones participativas y ya de la mano de las personas participantes, como agentes proactivos, capacitados y organizados.
En esta primera etapa, además, se realizarán 6 talleres formativos sobre salud física, mental y emocional en relación con el entorno; una decena de talleres prácticos de formación; 3 actividades socioculturales de sensibilización y recreación lúdica en el espacio, así como un mapeo básico de necesidades urgentes y de sostenibilidad de los objetivos a largo plazo.
Un espacio para más de 20 personas.
Se espera que participen un mínimo de 20 personas en situación de vulnerabilidad psicosocial, creando un tejido vecinal que se reúna en torno al huerto. Además, contará con los profesionales necesarios para la formación y el seguimiento, con conocimientos de permacultura, dinamización y construcción. También se invitará a personas expertas en gestión de plagas, poda de frutales o fertilizantes caseros para complementar los conocimientos de las personas participantes.
En esta primera fase y cumpliendo con las directrices y protocolos sanitarios, los talleres y charlas en carpas habilitadas estarán limitados a un máximo de 10 beneficiarios, si bien otras actividades en el espacio abierto, como trabajos individuales en las parcelas o similares, se adaptarán a la evolución de la situación.
Los objetivos generales de la iniciativa incluyen generar comunidades sanas, solidarias y sostenibles, con una cultura de la participación y la solidaridad vecinal hacia colectivos vulnerables; facilitar un marco de referencia hacia la salud preventiva, que pueda hacer frente a la coyuntura actual y futuros imprevisibles en este sector vulnerable; identificar y diagnosticar realidades ocultas por falta de participación social, así como formar en conocimientos sobre alimentación sana y sistema inmune, plantas medicinales, gestión de residuos, etc.
Recuperar terrenos públicos.
Asimismo, este proyecto piloto apuesta por promover el uso de la permacultura y la agricultura ecológica como recursos de salud para las personas y el medio, junto a una estrategia para recuperar terrenos públicos vacíos para la creación de huertas comunitarias. A todo esto, se suma el impulso a estrategias de autogestión comunitaria y envejecimiento activo, ofrecer herramientas de participación comunitaria, visibilizar la realidad y capacidades de las personas mayores en la contribución al desarrollo sostenible del municipio, así como crear espacios sin riesgos para promover el ejercicio físico y esparcimiento sociocultural en sectores vulnerables.