Los concejales de Bienestar Social y de Medio Ambiente del Ayuntamiento de La Laguna, Rubens Ascanio y José Luis Hernández, han visitado recientemente la primera huerta urbana de titularidad municipal para personas mayores, un proyecto piloto conjunto de estas áreas y que, de la mano de la Asociación MAYE (Movimiento, Autogestión y Educación) y con la dedicación de una veintena de personas, la mayoría vecinos y vecinas mayores de 60 años de distintos puntos del municipio, han convertido un solar abandonado en pleno centro de San Benito en la huerta que informalmente han bautizado como “San Bonito”, un pulmón agroecológico en medio de los edificios para luchar contra la soledad, compartir experiencias, fomentar los vínculos intergeneracionales y comunitarios, y para el que ya hay lista de espera.
Durante 2 meses, vecinos y vecinas han transformado esta superficie olvidada en una zona de cultivo comunitaria de 870 metros cuadrados, a la que se añaden otras dos parcelas grandes y reservadas para el CEIP San Benito y para la Asociación AFES Salud Mental, que permitirán compartir experiencias y conocimientos, estudiar las propiedades terapéuticas y los beneficios para el refuerzo de la cohesión social que supone este tipo de iniciativas, así como contribuir al avance en materia de soberanía alimentaria que promueve la estrategia municipal La Laguna: Municipio en Transición (LLMT 2030).
La única premisa es que no se usen productos agroquímicos, como explicó Francisco Duque, de la Asociación MAYE, quien destacó que “los cultivos quedan libres a la elección de cada persona, aunque sí queremos promover el uso de semillas canarias, para lo que estamos trabajando con la Red Canaria de Semillas, que está aquí en La Laguna”. Esta huerta urbana cuenta con todos los recursos, como invernadero, vivero, compostera, además de las siete parcelas ya habilitadas, de unos 20 m2 cada una, para comenzar a cultivarlas en pequeños grupos y para las que ya hay lista de espera. Incluye bancales elevados, así como un jardín canario y de plantas aromáticas para atraer a polinizadores o un espacio común para compartir comidas y charlas. Y todo ello con un amplio calendario de formación, que se desarrollará hasta diciembre.
En este sentido, Rubens Ascanio explicó que “aquí tenemos una biblioteca viva extraordinaria, porque las personas mayores que participan también aportan toda su experiencia en el campo y generan un espacio de conocimiento compartido cada vez más necesario. Esta huerta es un ejemplo de lo que se puede hacer cuando hay voluntad de trabajo conjunto, donde diferentes áreas institucionales, las personas mayores, colectivos de personas con discapacidad y niños, niñas y jóvenes se han unido para crear una propuesta terapéutica y promotora de salud dirigida a mejorar la calidad de vida de las personas mayores y promover un envejecimiento activo en contacto con la naturaleza”.
Ascanio destacó que el espacio incluye “bancales en altura adaptados para su uso por parte de personas con movilidad reducida o sillas de ruedas, siendo un lugar donde la accesibilidad y la inclusión están muy presentes”. Además de su “importante visión intergeneracional y de su capacidad para generar tejido vecinal y social, esta iniciativa ofrece un lugar contra la soledad no deseada y a favor de algo tan aparentemente simple, pero de gran calado, como es la ilusión de ver los resultados del esfuerzo propio”. El edil aseguró que este proyecto “llega en el mejor momento y la mejor señal es la gran acogida que está teniendo, de ahí que ya estemos trabajando para generar nuevos espacios en colaboración con otras áreas”.
José Luis Hernández también manifestó su entusiasmo al ver los grandes cambios en un terreno abandonado y lleno de malas hierbas, que suponía un foco de riesgo ante incendios o el desarrollo de plagas. “Después de haber visto cómo estaba esto hace unos meses, todo el trabajo realizado y los procesos sociales y comunitarios que se están dando aquí reflejan una voluntad ciudadana admirable”.
Además, anunció que “en esta huerta se va activar el proyecto de compostaje Comunidades Circulares, que coordina el Cabildo de Tenerife y en el que participa el Ayuntamiento de La Laguna, que también va a permitir trabajar con las personas usuarias de la huerta y vecinos y vecinas de la zona en los beneficios del compostaje de la materia orgánica que se genera en los hogares”.
Asimismo, el edil de Medio Ambiente, Sanidad y Lucha contra el Cambio Climático destacó que “estamos trabajando con la ciudadanía para crear la primera Red Municipal de Huertas Comunitarias de La Laguna, una propuesta para avanzar en el autoconsumo agroecológico y en soberanía alimentaria ciudadana, que incorpora también importantes valores sociales y ecológicos, así como generar nuevos lugares de esparcimiento urbano”.
Este proyecto piloto transversal, en el que se ha implicado la Asociación MAYE, apuesta por las huertas comunitarias como espacios capaces de dar respuesta a una gran variedad de necesidades y que van más allá de las netamente alimentarias. De hecho, son un recurso cada vez más habitual en la atención al colectivo de personas mayores y constituyen una importante herramienta para combatir la soledad no deseada y ciertas patologías, ya que la horticultura permite el desarrollo de la memoria, la atención, las rutinas, la motricidad, la autoestima o el establecimiento de vínculos con un grupo de personas.
Comunidades solidarias y sostenibles
Los objetivos generales de la iniciativa incluyen generar comunidades sanas, solidarias y sostenibles, con una cultura de la participación y la solidaridad vecinal hacia colectivos vulnerables; facilitar un marco de referencia hacia la salud preventiva, que pueda hacer frente a la coyuntura actual y futuros imprevisibles en este sector vulnerable; identificar y diagnosticar realidades ocultas por falta de participación social, así como formar en conocimientos sobre alimentación sana, plantas medicinales, gestión de residuos, etc.
Durante el resto del año, se continuará ofreciendo a las personas participantes, de la mano de profesionales, todos los recursos, materiales y conocimientos acerca de la permacultura y la agricultura ecológica, con una apuesta por el reciclaje y el reaprovechamiento. También se invitará a personas expertas en gestión de plagas, poda de frutales o fertilizantes caseros para complementar los conocimientos.
Además de la adecuación física de la zona, esta primera fase de 6 meses se centrará en la dimensión psicosocial y cultural del proyecto, con aspectos como la educación para la salud física, mental y emocional; la toma de conciencia sobre los recursos del entorno y su aprovechamiento colectivo; la recuperación y conservación del patrimonio, así como la adaptación del proyecto a las necesidades reales de las personas beneficiarias y un mapeo básico de necesidades urgentes y de sostenibilidad de los objetivos a largo plazo. Las siguientes fases se centrarán en actualizaciones participativas y ya de la mano de las personas participantes, como agentes proactivos, capacitados y organizados.
Asimismo, este proyecto piloto apuesta por promover el uso de la permacultura y la agricultura ecológica como recursos de salud para las personas y el medio, junto a una estrategia para recuperar terrenos públicos vacíos para la creación de huertas comunitarias. A todo esto, se suma el impulso a estrategias de autogestión comunitaria y envejecimiento activo, ofrecer herramientas de participación comunitaria, visibilizar la realidad y capacidades de las personas mayores en la contribución al desarrollo sostenible del municipio, así como crear espacios sin riesgos para promover el ejercicio físico y esparcimiento sociocultural en sectores vulnerables.