La decisión del Cabildo de Tenerife de cerrar el programa Ansina, un proyecto de dinamización sociocultural destinado a mayores de la isla, y que desde su inicio, en 1989, se ha desarrollado de forma permanente y continuada en los centros y asociaciones destinados a dichos usuarios, ha generado cierta tensión social desde el pasado 31 de mayo. Mientras que la titular del área de Acción Social y presidenta del IASS, Marian Franquet, asevera que la medida forma parte de un plan más ambicioso para relanzar las actividades destinadas a este colectivo, algunos de los afectados directos por el cierre manifiestan su disconformidad y acusan de decisión política la medida. Usuarios y trabajadores son los más vehementes en defender la necesidad y la labor encomiable desarrollada por Ansina hasta la fecha de su cese. Sobre todo cuando se da la circunstancia de que la propia consejera insular defendió las bondades y continiudad del programa hace apenas unos meses (4 de octubre de 2019). El argumento para su clausura ha sido que “no está adaptado a las necesidades actuales de los mayores y solo llega al tres por ciento de la población de más de sesenta y cinco años”.

Teresa Linares, quien ha sido dinamizadora sociocultural y ha llevado adelante el proyecto ‘Actívate con Ansina’ durante los últimos diecinueve años, señala a ACTUALIDAD TENERIFE que los datos que maneja el Cabildo están equivocados y explica la situación en la que se encuentran los cincuenta y ocho trabajadores que formaban parte de Ansina y que ahora aspiran ser subrogados al nuevo programa que cree el Cabildo.

“El Cabildo decide traspasar la encomienda nuestra de la empresa Ideco a Sinpromi y nos llevamos la sorpresa de que la semana pasada a través de una reunión telemática se nos dice que esa encomienda no continúa y se nos habla de despido colectivo. Esta semana se nos dijo que seguimos siendo personal de Ideco, pero que estamos en permiso retribuido. Nos dijeron, directamente, que el programa Ansina dejaba de existir. Ya tenemos que hablar del exprograma, ya no existe”, relata Linares sobre cómo recibieron la noticia de la desaparición de Ansina.

“Desde el 31 de mayo Ansina ha dejado de prestar sus servicios y así lo ha comunicado la consejera en varios medios de comunicación. Primero nos dijeron que a cincuenta y ocho personas se nos iba a recolocar en Sinpromi y finalmente no se nos pasó a ningún lado. Oficialmente, estamos en un ERE, despido colectivo. Eso nos ha dicho el profesional con el que hemos contacto para ver si se resuelve este tema”, explica sobre la situación de los trabajadores de Ansina.

“Esto va más allá de un sueldo. Como he publicado en mis perfiles de redes sociales, yo me puedo buscar la vida, pero no puedo dejar a los mayores a la deriva sin saber qué va a pasar ahora y si les van a hacer un programa en diciembre o enero. Esa es nuestra preocupación”, valora. “En un momento de una situación excepcional como el que estamos pasando, con una crisis sanitaria que ha afectado a todos los niveles, ¿es el momento de dejar a cincuenta y ocho personas en la calle? Por un trabajo bien hecho y que había sido premiado; es como darnos la medalla y quitárnosla. ¿A qué se debe esto?”.

Datos erróneos del Cabildo

“Esto no era un proyecto, como se ha dicho, era un programa. Un programa que fue pionero en España y recibió en 2019 la medalla de oro del Gobierno de Canarias. Llegábamos a doscientos treinta centros y asociaciones y a veinticuatro residencias y centros de días y son muchos mayores los que de la noche a la mañana han dejado de contar con las prestaciones de Ansina porque el programa ha dejado de existir”, avanza. “Quienes hacen esas afirmaciones es que no conocen bien nuestras tareas y nuestro día a día con los mayores. Se ha dicho que sólo se trabajaba con mayores que acudían a centros o que sólo se ayudaba al tres por ciento de los mayores de Tenerife. Afirmaciones que son totalmente erróneas, falsas. Todo eso se aleja completamente de la realidad. Manejamos cifras de entre cuarenta y cincuenta mil mayores a los que ha llegado el programa Ansina, sin obviar ningún municipio de la Isla, porque además hacemos encuentros entre mayores de distintos municipios. También, se ha dicho que sólo funcionábamos con actividades de ocio y tiempo libre o que sólo hacíamos talleres, pero llegábamos a residencias, centros de día, a personas en inclusión gracias a un proyecto en el que colaboraba Cruz Roja, donde se atendía de manera personalizada a mayores dependientes”, detalla, respondiendo a Franquet. “Quizás, si se nos hubiese visitado y haber estado con nosotros durante un día hubieran conocido de primera mano qué hacíamos”.

“Esto va más allá de aprender a hacer una manualidad o hacer gimnasia. Son las relaciones sociales que se hacen y que los mayores han perdido con este cierre. Son situaciones personales como una persona en Las Mercedes, que va para noventa años, y con ochenta no sabía ni escribir ni leer y aprendió gracias a una compañera de Ansina. Otra persona de noventa años que jamás había pisado la playa y la llevamos a Las Teresitas. Esto era Ansina”.

Programa nuevo del Cabildo

“Hemos escuchado a la consejera de Acción Social decir que los motivos de cerrar Ansina están en que quieren hacer un programa nuevo y ampliarlo y mejorar algunas cosas. Nos hemos enterado por medios de comunicación y redes sociales porque nadie ha venido a explicarnos nada. No nos han dicho qué quieren hacer nuevo o diferente. Entendemos y estamos de acuerdo con que el programa era mejorable, todo lo es, pero no desaparecerlo”, indica.

“Entendemos que se puedan hacer cosas nuevas y cambiar el nombre del programa. Estamos abiertos a todo. Somos los primeros que sabemos que el perfil del mayor de Ansina de 2020 no es el mismo que el de hace treinta y un años, cuando se creó, pero es que tampoco es el mismo que el de hace diez o cinco años, todo cambia. Nos habían pedido talleres de informática y de inglés y hasta ahí queríamos llegar”, reconoce. “Sobre hacer cosas nuevas, yo pedí cita a la consejera hace unos meses para presentarle un proyecto nuevo para los mayores que yo creía ambicioso y jamás obtuve respuesta ni se me recibió”, lamenta Linares.

“Nos da igual que lo que se inventen ahora se llame Mayores de Tenerife, Mayores de color rojo, verde o azul. Queremos ser personal subrogado a ese nuevo programa para mayores tan estupendo que se va a hacer porque es donde queremos estar, con los mayores. No queremos que se nos recoloque dentro de cualquier otra empresa haciendo a saber qué cosas”, manifiesta Teresa, a modo de solicitud al Cabildo, en nombre de los cincuenta y ocho trabajadores de Ansina.

“Creemos que la administración debe respetar las cláusulas sociales y la subrogación del personal. Esto debe ser un privilegio hacia cualquier empresa y un respeto hacia unos trabajadores con unos conocimientos del trabajo con los mayores con tanta profesionalidad, de ahí el premio de la medalla de oro. No se nos puede dar una medalla de oro y echarnos a la calle de esta manera, sin una explicación, sólo porque quieren ampliar un programa. Necesitamos una respuesta”.

Incidencia política en el cierre de Ansina

“En octubre del año pasado se aprobó en Pleno del Cabildo la continuidad de Ansina, además por unanimidad. Ahora, de repente, nos encontramos con que sobramos y no parece que haya manera que incluirnos en ese nuevo programa que se va a hacer”, avanza al respecto. “Hay declaraciones de la consejera manifestando que Ansina continuaría, fue ella quien lo dijo”, añade. “Está claro que este proyecto estuvo muchos años amparado y apoyado por Coalición Canaria, pero en ese Pleno de octubre fue apoyado por todos los partidos políticos”.

“¿Hay política detrás? No lo sé. Puede ser que haya sido una decisión meramente política, pero nosotros no trabajamos para políticos, trabajamos para los mayores”, cuestiona Linares.

Teresa Linares explica cómo ha sido el proceder de la plantilla en las últimas semanas de existencia, en pleno estado de alarma: “Estábamos trabajando con los mayores telemáticamente porque desde que empezó el estado de alarma cerraron los centros, asociaciones y residencias de mayores y rescatamos todos los teléfonos y estábamos buscando todas las vías posibles para seguir trabajando con ellos y es lo que veníamos haciendo desde hacía tres meses. Les hemos atendido con todas las herramientas telemáticas de las que hemos dispuesto”.

“Los mayores se han quedado sin el programa Ansina y esa es la realidad y están ellos mismos en las redes sociales manifestándose y mostrando su disconformidad con la situación y demandando que quieren seguir con el Programa con el que llevaban haciendo multitud de actividades desde hacía mucho tiempo para muchos de ellos”, argumenta Linares, que no duda en apelar a una posible rectificación del criterio seguido por la corporación insular: “Creemos que todo esto debe tener una solución e invitamos a la reflexión y a hablar con nosotros y a que se retome esta situación y se sopese y se piense en los mayores, que son los principales afectados; incluso por encima de cincuenta y ocho familias que nos quedamos en la calle”, concluye.