¡No pasa nada, la Virgen está embarcada! A las 20:46 de la tarde miles de gargantas volvieron a gritar a los cuatro vientos ese lema tan venerado y coreado que hace de la embarcación de la Virgen del Carmen un evento único, donde se mezcla pasión y fiesta, fruto de ese hermanamiento ya centenario entre vecinos y visitantes que tiene de marco incomparable del siempre abarrotado muelle pesquero de Puerto de la Cruz.
Después de la misa en la Parroquia de Nuestra Señora de la Peña de Francia oficiada por el Obispo de la Diócesis Nivariense D. Bernardo Álvarez y con la participación del Coro Polifonía de La Orotava, la Virgen, precedida por San Telmo, fue procesionada como de costumbre a los hombros de los Cargadores, perfectamente ataviados con el traje de faena entre vítores y aplausos por el empedrado de la calle Santo Domingo. El destino era la mar y allí la esperaban miles de portuenses y otros tantos llegados de todas las islas.
En el camino la Virgen bailó de lo lindo, ante la mirada atenta de mayores y jóvenes que comparten amor y alegría por el paso de la más guapa de todas las madres. Ya en el muelle apareció bendiciendo a los que tanta pasión levanta que la esperaban en un silencio de veneración de una fiesta que comulga con el fervor y así completa la devoción de un día que está marcado en la agenda de tantos. Ese silencio solo estalló en aplausos tras la voz brillante y amable de Chago Melián.
La Virgen salió a la mar muy bien acompañada por la reina de la Fiestas de Julio, Idayra Borges. Como reza la tradición, también se embarcó el alcalde portuense Marco González que hizo de anfitrión a personalidades y autoridades que se acercaron a la ciudad turística para disfrutar de cerca de todo lo que rodea a la Embarcación de la Virgen.
Destacó la presencia del presidente del Parlamento de Canarias Gustavo Matos que acompañó, junto a otros representantes públicos de las islas, a la Virgen en su paseo triunfal hasta el embarque en el Nuevo San Ramón. Desde su cubierta y escoltada por decenas de barcos, bendijo con su mirada toda la costa del municipio y a los que allí trabajan para darles fe y confianza entre olas bravías y las últimas luces de un día donde se hizo omnipresente la panza de burro para celebrar el día del Carmen.El día transcurrió sin ninguna incidencia digna de destacar en un ambiente de civismo y convivencia que forma parte ya del día que más quieren los y las portuenses, además de visitantes y turistas atraídos por la pasión que se comparte en sus calles, allí donde el corazón de Puerto de la Cruz palpita con más fuerza.